Cuando nos hablan de yoga, de inmediato asociamos su práctica a la meditación, la relajación y la flexibilidad del cuerpo. Conocemos sus beneficios y sabemos que es lo primero que nos recomiendan cuando estamos pasados de estrés y necesitamos bajar un cambio. Pero pocos sabemos que tiene otros beneficios: podés recurrir al yoga para bajar de peso y para tonificar el cuerpo. Te contamos cómo y por qué.
Yoga para adelgazar
Hay distintos tipos de clases y, si bien muchos de ellos apuntan a la relajación y están menos asociadas a lo que solemos entender por actividad física, hay otros que son más intensos y que exigen un esfuerzo físico que tiene excelentes resultados si buscás tonificar el cuerpo y perder peso.
Justamente, por la intensidad de algunas clases y posturas, tiene efectos que a veces subestimamos:
- Ayuda a desarrollar y tonificar la musculatura, demandando esfuerzo a ciertas partes del cuerpo en los que se concentra mayor cantidad de grasa.
- Acelera el metabolismo: sobre todo en las posturas intensas, que elevan el ritmo cardíaco de una manera muy saludable.
- Quema calorías.
- Reduce la ansiedad y el estrés, que son factores asociados al sobrepeso.
- Permite controlar la respiración y favorece la circulación sanguínea.
- Mejora la digestión, permitiendo que el organismo aproveche al máximo los nutrientes de los alimentos y evitando la acumulación de grasas.
Yoga para perder peso
Lo primero que debemos entender es que, al ser una disciplina que enseña a calmar la mente y transitar mejor las emociones, permite controlar las situaciones de hambre emocional y sostener mejor hábitos saludables de alimentación, lo cual contribuye en gran medida a bajar de peso.
Tan es así que, tras avanzar en diversos estudios, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos concluyó que, por sus beneficios físicos, mentales y sociales, el yoga es una herramienta integral para perder peso.
Pero vayamos a lo concreto. ¿Por qué adelgaza el yoga? Por diversos motivos. Uno de los principales tiene que ver con las asanas o posturas, que tonifican los músculos y permiten que el organismo funcione mejor, promoviendo la liberación de toxinas y mejorando la circulación. Al oxigenarse más y mejor, el organismo funciona mejor y tenemos más energía física y psicológica para controlar las ganas de comer.
Además, ayuda a comer conscientemente, lo que se llama “mindful eating”. A medida que ganamos conciencia sobre nuestros cuerpos y emociones, podemos reconocer las señales de hambre verdaderas y nutrirnos con lo que realmente necesitamos. Aprendemos a comer cuando tenemos hambre y a parar cuando estamos satisfechos.
Posturas de yoga para adelgazar
Hay algunas variantes que queman más calorías y posturas que, por ser exigentes, contribuyen más con un peso saludable:
- Bikram: es una práctica que se realiza en una sala calefaccionada, durante 90 minutos. Se hace un serie de 26 posturas exigentes que aumentan el ritmo cardíaco y demandan fuerza y exigencia física. Quema tantas calorías como correr.
- Ashtanga o Vinyasa: en ambos todo se mueve con bastante intensidad y rapidez, con lo cual la práctica de este estilo es prácticamente como salir a correr en cuanto a calorías consumidas.
- Hatha o Iyengar: son menos intensas, pero ayudan a bajar de peso a largo plazo porque incrementan la masa muscular y eso hace que el cuerpo queme más calorías, incluso en reposo.
Hay diversas posturas que los maestros recomiendan a aquellas personas que, además de armonizar su cuerpo, su mente y su espíritu, buscan para perder peso:
- Postura del pez o Matsyasana.
- Postura de la cobra.
- Postura de la Vela.
- Postura del Guerrero.
- Postura del Saludo al Sol.
Cada una de las posturas o asanas permite trabajar unos músculos específicos y, por lo tanto, ayuda a reducir las grasas acumuladas en las diferentes partes del cuerpo.
Beneficios del yoga en general
Si te quedan dudas, te detallamos otras ventajas de practicar esta disciplina milenaria en forma regular.
- Alivia tensiones y contracturas: la práctica periódica es un método natural para deshacerse de la tensión acumulada a diario, tanto en el cuerpo físico como mental.
- Aumenta la paz interior: la verdadera paz se encuentra en nuestro interior. Junto con la meditación, es una de las herramientas más efectivas para “calmar los demonios” y lograr un equilibrio entre cuerpo y mente. Es un camino seguro hacia vivir más liviano.
- Fortalece el sistema inmunológico: cuando algo nos preocupa demasiado o tenemos mucho estrés o períodos de depresión, nuestro sistema inmune se desequilibra y puede gatillar enfermedades. Recuperar la estabilidad suma salud.
- Ayuda a vivir con mayor conciencia y a habitar el presente: muchas veces nuestra mente es como un mono enrejado y va y viene al pasado y al futuro, con poco o nulo registro del presente. Las disciplinas meditativas nos conectan con el hoy y mejoran la calidad de vida cotidiana.
- Mejora las relaciones sociales: los practicantes suelen cargarse de energía y positivismo en las clases, porque logran tener una mente más relajada. Ese bienestar interior tiene un claro impacto en los vínculos y suele contagiar a los que nos rodean.
- Ayuda a renovar la energía: si nos tomamos unos minutos para estirar el cuerpo, respirar de manera consciente y relajar la mente, podremos reponer la energía perdida a lo largo de un día intenso.
- Mejora la flexibilidad y la postura: ayuda a lograr un cuerpo fuerte, flexible y músculos más tonificados.