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Ya a las nueve de la mañana de este lunes, la dominicana Hilda Reynoso aguardaba su turno para darse algunos retoques en su cabello, luego de tres meses del cierre de barberías y peluquerías en la Gran Manzana, por las medidas para contener la pandemia del coronavirus.
Como la isleña, centenares de neoyorquinos acudieron a estos establecimientos que con nuevas reglas, arrancaron este lunes con la Fase 2 de reapertura económica que incluye a los restaurantes con puestos al aire libre, las tiendas minoristas y las oficinas.
“Desde marzo no había podido ni cortarme, ni pintarme más el cabello. En casa uno trata de hacer algo, pero nunca es igual. Estaba esperando este momento. Poco a poco volveremos a la normalidad”, dijo Reynoso, quien está residenciada en Nueva York desde hace 28 años.
La inmigrante dominicana esperó para ser atendida en una de las sillas que dispusieron en las afueras del Salón Deyanira, ubicado en la Avenida Amsterdam, entre la calle 160 y 159 del Alto Manhattan, en la misma cuadra donde coexisten tres salones de belleza.
Por ahora, no es permitido que los clientes se sienten adentro y deben esperar afuera para garantizar el distanciamiento social.
“A nosotras las hispanas nos gusta estar arregladas. Hoy finalmente me voy a cortar y si hay disponibilidad me aplico una keratina. Tuve que hacer cita, llamando por teléfono. Hay muchas nuevas reglas para todo”, narró Reynoso.
Al mismo salón acudió la colombiana Teresa Prado, a quien se le advirtió que debía hacer la solicitud de servicio por teléfono, “porque estaban repletos”.
“Me dijeron que lamentablemente era imposible que me cortaran y secaran hoy, porque no tengo cita. Bueno, toca adaptarse. Seguiré con mi gorro porque tengo el cabello impresentable“, dijo.
A solo 50% de capacidad
Deyanira Peña, gerente del Salón Deyanira, explicó que en el interior de su local solo están atendiendo al 50% de la capacidad regular, solo por citas y con la obligación de usar mascarillas. También ubicaron un dispensador de alcohol para desinfectar las manos para los clientes a la entrada del local.
“Hoy el primer día de la reapertura, vamos a estar colmados de clientas que tenían meses sin arreglarse. Vamos a ver qué tan rentable es este nuevo esquema. Ya mis peluqueras saben muy bien las reglas y tenemos como prioridad la seguridad de todos. Aunque también vivimos la expectativa de recuperarnos económicamente, que no será tan fácil”, precisó Peña.
Se estima que un total de 10,000 centros de belleza femenina y masculina empezaron su proceso de reapertura este lunes en los cinco condados, una actividad económica dominada por la mano de obra hispana.
En vecindarios del Alto Manhattan, Queens y El Bronx, de gran incidencia latina, los salones se cuentan por decenas en el radio de cada diez cuadras.
Por ejemplo, en la Avenida Amsterdam de Washington Heights, entre las calles 140 y 160, están establecidos 25 de estos centros.
“Vi la gloria”
En esta misma avenida se encontraba la peluquera y tejedora de trenzas dominicana Lucy Madrigal, de 19 años, quien trabaja para la Barbería Edge.
“Vi la gloria, cuando el Alcalde dijo la semana pasada que abrirían las barberías. Fueron meses de dificultades económicas, pero ya volvemos hoy a trabajar. Hay muchos clientes también esperando este momento. Aunque hay que tomar en cuenta que tenemos muchas restricciones por la salud de todos”, narró Lucy.
De acuerdo con las reglas del Departamento de Salud del Estado, en la Fase 2 no se puede ofrecer algún servicio de cuidado personal que implique retirar el protector facial a los clientes, y de igual forma se exige que las capas que se sujetan en el cuello sean desechables.
“Solamente estamos realizando cortes, no se hacen barbas, ni se retocan bigotes, porque los clientes no se pueden retirar la mascarilla. Al mismo tiempo, no pueden trabajar los peluqueros en todas las sillas. Se debe dejar una distancia de seis pies como dicen las normas”, subrayó la quisqueyana quien tiene tres años en esta profesión en el Alto Manhattan.
Allí en la misma cuadra, en el Salón Sary Fashion de la Pequeña República Dominicana en Nueva York, el primer día de la reapertura transcurrió en un proceso de limpieza profunda y organización interna del salón, para cumplir con las nuevas reglas.
“Regresamos con otras normas, en donde el higiene y la distancia es lo más importante. Tenemos que hacerlo bien, porque si se viene un nuevo brote, todo será peor para todos. Te imaginas que ordenen el cierre de nuevo. Sería terrible, por eso tenemos que colaborar”, indicó Raiza Guillén, una de las empleadas de ese centro de cuidado femenino, en donde la sección de uñas deberá esperar la Fase 3.
La ‘nueva normalidad’ para peluquerías y barberías
El Departamento de Salud del Estado (NYS) ha establecido una serie de normas específicas para este sector:
Los propietarios de estos negocios deben leer las pautas del Estado (NYS) y afirmar su cumplimiento vía online.
Se aconseja eliminar las tarifas de cancelación de citas para alentar a los clientes a quedarse en casa si está enfermo.
Se sugiere reducir las tarifas de las sillas, si los estilistas – barberos alquilan su espacio.
Garantice el distanciamiento social, en el interior del local comercial.
Implemente la política ‘solo con cita previa’.
En los mostradores de pago, considere usar barreras como paredes protectoras de plástico.
Todos deben usar cubierta facial, en el interior del establecimiento.
Elimine los servicios (como recortes de barba) que requieren la eliminación de revestimientos faciales.
Practique la higiene saludable de las manos.
En números:
101 días permanecieron cerrados los salones de belleza y las barberías en las ciudad de Nueva York , tras un decreto ejecutivo del gobernador Andrew Cuomo, para frenar el avance del COVID-19.
50,000 personas en promedio trabajan en la industria de los salones de belleza y barberías en NYC, de acuerdo con la Cámara de Comercio de NY.
@eldiariony