Esta semana el gobierno de Colombia y la justicia de ese país definirán la suerte del dominicano César Emilio Peralta Adamez, César el Abusador.
Al cumplirse hoy una semana de su detención en la ciudad de Cartagena, desde donde fue trasladado hacia Bogotá, las autoridades de ese país comenzarán el proceso para que se conozca la solicitud hecha por Estados Unidos, que sirvió de base para que se le colocara a Peralta una alerta roja en la Interpol tras haber logrado evadir las autoridades dominicana.
La semana pasada el director general de Dirección General de Investigación Criminal e Interpol de Colombia (Dijin), general Fabio López Cruz, explicó que para el proceso de extradición espera aún por la solicitud formal de los Estados Unidos, que está en manos del Ministerio Público de Colombia y, posteriormente, agotar un proceso de al menos cinco días.
Hasta el momento ninguna autoridad dominicana ha ido a Colombia para vincularse con la investigación.
Desde el pasado 20 de agosto de este año César el Abusador se convirtió en el narcotraficante más buscado de República Dominicana, tras ser denominado como el líder de la red más grande de tráfico de estupefacientes del país.
Unos días previos al inicio de los allanamientos, este habría sido alertado por algún contacto de las autoridades dominicanas sobre el arresto que se produciría en su contra, lo que le obligó a irse a Barahona antes de que se produjeran los allanamientos en sus locales y se emitiera una orden de búsqueda y captura en su contra.
Mientras ocurrían los operativos encabezados por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y el Ministerio Público en los cuales le allanaron más de veinte propiedades como centros de entretenimiento, apartamentos, restaurantes, entre otros, César esperó de dos a tres días en Barahona esperando a que sus contactos internacionales vinieran por él, según el periodista Pedro Jiménez.
En cuanto a los contactos, Henry Sanabria, Jefe de la Policía de Cartagena, le informó a la periodista Alicia Ortega, que Peralta manejaba contactos con narcotraficantes en la frontera de Colombia con Venezuela y la costa Caribe, teniendo una relación directa con el Clan del Golfo, el grupo de narcotraficantes más peligroso de Colombia.
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