Quizá te parezca tan común tener la piel de gallina que nunca te hayas preguntado por qué le pasa eso a tu cuerpo, pero hay varias razones que desencadenan la polierección, y una de ellas son las sensaciones fuertes que describimos anteriormente ¡Pero aguarda! Hay más causas (con toda su explicación detrás) y si sigues leyendo las descubrirás.
La explicación fisiológica
Irónicamente, este fenómeno se da no sólo en los humanos, sino también en otros mamíferos, pero como sabrás, ¡las gallinas no son mamíferos! El nombre sólo se inspira en los pequeños bultos que hay en la piel de estas aves cuando se les saca una pluma, que son muy similares a los que se producen sobre tu carne frente a ciertos estímulos. Antes de contarte esos estímulos, vamos a explicarte el proceso que lo causa.
A la piloerección también se la llama reflejo pilomotor, porque justamente se trata de un reflejo involuntario, del que se encarga el sistema nervioso simpático, una parte del sistema mayor relacionado con las respuestas de ataque o huida que suele manejar otras reacciones involuntarias. Lo más común es verlo en la zona de los antebrazos y piernas, aunque mucha gente lo siente también en la nuca.
Ocurre que cada pelo que tienes en tu cuerpo nace de un folículo. A su vez, estos están conectados a un pequeño musculito llamado arrector pili, que cuando el reflejo se dispara y recibe la señal correspondiente del sistema nervioso, se contrae y tira al pelo consigo. Ahí lo tienes: piel de gallina.
¿Por qué se nos pone la piel de gallina?
Los estímulos
Entre los más comunes están:
El frío: ya sabes, lo normal. Es invierno, sales a la calle y las bajas temperaturas hacen que se te erice la carne. O viene una correntada de aire fresco y activa el reflejo. En estos casos donde el frío es desencadenante, la piel de gallina es una respuesta natural que nos servía en otras épocas hace muchísimo tiempo y que la evolución todavía no eliminó. La idea era que la piloerección aumentaba el volumen del pelaje y lo hacía más aislante.
El miedo: como te comentábamos al principio, cuando miras una película de horror o algo por el estilo. El terror u otras emociones fuertes pueden ponerte la piel de gallina con facilidad, y a muchos otros mamíferos también. El ejemplo más ilustrativo debe ser el del puercoespín, que cuando se siente en peligro eriza sus pelos en señal de defensa, sólo que son espinas.
También hay otras causas un poco más raras y menos usuales, como la música, la ingestión de algunos medicamentos o alimentos, el abandono de los opiáceos o, incluso, por control voluntario.
Y en tu caso, ¿hay algo que siempre te ponga la piel de gallina?