El ritmo de la vida diaria, nuestras múltiples ocupaciones, las prisas, la familia, las tensiones laborales y muchos otros factores influyen en la forma en que comemos y, sin duda, nos dejan sin tiempo y sin aliento para mover un solo pie en un gimnasio.
¿Y si te diéramos algunos tips para bajar de peso sin hacer dieta ni ejercicio? Sabemos que no hay fórmulas mágicas para bajar esas libras que sobran en el abdomen, y las que existen suelen cobrar facturas muy caras en nuestra salud. Lo que sí hay son algunas medidas que pueden ayudarte a reducir la grasa corporal y, por ende, a adelgazar.
Como todo en la vida, estos consejos requieren de constancia y voluntad para que funcionen. Si adicionalmente los puedes combinar con una caminata diaria de 30 minutos y la reducción de azúcares y carbohidratos en tus comidas, los resultados en tu peso pueden sorprenderte gratamente.
Come sin prisa y sin distracciones
Destina al menos 30 minutos para realizar cada comida. Si engulles la comida en lugar de masticarla lentamente, tu riesgo de ganar peso y llegar a la obesidad es mayor. La razón está en el cerebro: cuando comes lento, tu cerebro procesa la acción de comer correctamente y se conecta con el estómagopara registrar la sensación de saciedad. En cambio, si comes apresuradamente, no le das tiempo ni al cerebro ni al estómago de sentirse satisfechos y consumirás cantidades mayores.
Lo mismo ocurre con distracciones como la televisión, el celular o la computadora: si comes mientras haces otra cosa, es más difícil para tu cerebro registrar la ingesta de alimentos y, en consecuencia, puedes sentir que no comiste y tener hambre más pronto.
Platos rojos y pequeños
Usar un plato pequeño para servirte comida chatarra de vez en cuando puede engañar al cerebro y hacerlo pensar que estás consumiendo una porción mayor de ese manjar lleno de azúcar, carbohidratos y calorías. Y si además utilizas platos rojos para estos alimentos, es probable que comas menos: un estudio sueco demostró que el cerebro asocia el color rojo con la señal de detenerse, en este caso, con la necesidad de comer menos de lo que está en el plato.
Comida chatarra, ni la veas
Evita los pasillos del supermercado con galletas, frituras, sodas y golosinas. Obviamente, no los compres. Si en tu casa otras personas los consumen, escóndelos en el rincón más oscuro de la alacena, donde no puedas verlos fácilmente. Que estos productos se encuentren a la vista puede aumentar el hambre y esos antojos que te impiden bajar de peso.
Agua, siempre agua
Mantener tu cuerpo hidratado no sólo tiene beneficios en tu piel y en el funcionamiento general de tu organismo, sino que también te ayuda a sentirte satisfecha con menos alimentos. Beber medio litro de agua 30 minutos antes de cada comida puede reducir el hambre y, por ende, las calorías que consumirás.
Duerme
Cuando le robas horas al sueño, la leptina y la grelina, que son las hormonas que regulan el hambre, se descontrolan y tu cuerpo las produce en mayor cantidad. El incremento de hormonas en el organismo de manera repentina, aumenta la sensación de hambre y el antojo de alimentos ricos en azúcar y carbohidratos.